10.21.2009
Ciudad dormitorio en Video Sur @ MassArt
august 26th / 26 de agosto
8 PM @ MassArt Film Society
VideoSur is an exhibit of experimental shorts conveying the complex cultural vision of Latin American artists.
VideoSur es una exhibición de cortometrajes experimentales y su transmisión de la complejidad y vision cultural de artistas latinoamericanos.
VideoSur é uma exposição de curta-metragens experimentais e transmissão da complexidad e de visão cultural de artistas latino-americanos.
Artistas/Artists:
Paulo Ahumada Rovai
Ciudad Dormitorio
Alejandro Cohen Arazi
Magdalena Jitrik
Julio Lamilla
Nicolas Machado
Nicolas Monti
Liz Munsell
Isabela Prado
Agustina Rodriguez Suhurt
Mauricio Roman Espacio G
Tomas Spicolli
Andres Torregiani
Guido Yannito
WED AUGUST 26TH, 2009
8PM 4-7$ DONATION
NO ONE WILL BE TURNED AWAY DUE TO LACK OF FUNDS
MassArt
Film Dept. Screening Rm 1
621 Huntington Ave.
Boston MA
Co-curated by Ivanna Bergese Escupido de la Panza de la Bestia and Anabel Vázquez Esprit De Corps.
8.26.2008
Montaje para BOOM-CHIX-A-BOOM #6
8.22.2008
Ciudad Dormitorio*
City Bedroom / Cité-Dortoir
FR/ Ciudad Dormitorio (cité-dortoir) est l’oeuvre collective de 7 femmes, toutes nées dans la première moitié des années 80, qui se sont rencontrées à Valparaiso (Chili). Le collectif est composé de Ximena Donaire, Soledad García, Liz Munsell, Paula Venegas, Constanza Piña, Ana Silva et Javiera Ovalle; elles sont toutes artistes visuelles et se consacrent à l’hybridation de diverses disciplines telles que l’installation vidéo, la photographie, la poésie visuelle, l’intervention urbaine, la performance, le travail textile et les arts graphiques.
L’oeuvre Ciudad Dormitorio se matérialise à travers la rencontre de diverses pratiques résultant de l’acte initial de transformer d’un espace public en chambre à coucher. L’idée de créer un collectif de femmes entre amies se confirme lors du processus créatif au cours duquel les apports de chacune tissent un langage commun s’inscrivant dans l’installation présentée à l’occasion de Museum Man, le 14 mars 2008 à Valparaíso.
La vidéo présentée à l’occasion de BOOM-CHIX-A-BOOM le vendredi 22 août documente l’action de dormir au belvédère Barón (Valparaiso, Chili) en Février 2008.
EN/ Ciudad Dormitorio (City Bedroom) is the collective work of 7 women born in the first half of the 80s, who met in
In Ciudad Dormitorio, multiple consequences materialize through different labors extended from the initial act of making a bedroom out of public space. The idea of creating a close-knit women’s collective is affirmed through the work process, in which various impulses intertwine to arm a common language that is inscribed onto the Ciudad Dormitorio installation, exhibited in Museum Man, Valparaíso the 14th of March, 2008.
The video presented on the occasion of BOOM-CHIX-A-BOOM the 22 of August documents the action of sleeping in lookout Barón in
ES/ Ciudad Dormitorio es una obra colectiva realizada por 7 mujeres nacidas en la primera mitad de los ochenta que se encontraron en Valparaíso, Chile. Ellas son Ximena Donaire, Soledad García, Liz Munsell, Paula Venegas, Constanza Piña, Ana Silva y Javiera Ovalle, todas artistas visuales concentradas en la comunicación de diversas disciplinas tales como video, instalación, fotografía, poesía visual, reciclaje, intervención urbana, performance, artes textiles y artes gráficas.
Esta obra se basa en el gesto inicial de generar una cama colectiva para dormir juntas en el espacio público. La idea de crear una instancia de intimidad y cercanía entre estas mujeres se afirma por el proceso de obra desplegado posteriormente, donde se anuncian las distintas pulsiones creativas configurándose una lengua común que se traduce en la instalación final Ciudad Dormitorio originalmente exhibida en Museum Man, el 14 de marzo de 2008 en Valparaíso.
El video presentado en el marco de BOOM-CHIX-A-BOOM el 22 de Agosto documenta la acción de dormir en el mirador Barón (Valparaíso, Chile), realizada en febrero de 2008.
8.21.2008
Ciudad Dormitorio*
Cité-Dortoir/ Bedroom City
Ciudad Dormitorio es una obra colectiva realizada por las artistas Ximena Donaire, Soledad García, Liz Munsell, Paula Venegas, Constanza Piña, Ana Silva y Javiera Ovalle, entre febrero y mayo de 2008.
Este trabajo se conformó de varias capas de proceso y reflexión, siendo el gesto inicial el de generar una cama colectiva para dormir juntas en el espacio público. Esta primera acción-intervención consistió en la elección del Mirador Barón de Valparaíso como asentamiento temporal para dormir por aproximadamente 3 horas, en la madrugada del 22 de febrero del 2008, desde las 5:30 de la mañana hasta pasadas las 8. Esta acción inaugural del proceso de obra, tuvo relación con la intención de hacer el ejercicio de invertir la idea del dormitorio resignificado como espacio de circulación de arte: Museum Man, museo nómade habitable desarrollado por Adam Nankervis; llevando en esta oportunidad el dormitorio al espacio público (vía de circulación). Luego de esta acción sólo quedó el dibujo de la cama trazada en tiza.
La multiplicidad de lecturas que se disparan desde este primer gesto de dormir en la calle, fueron acogidas consciente e inconscientemente (a través del momento del sueño), para urdir un imaginario visual que se fue desenvolviendo posterior a esta acción bajo distintas formas y a través de diversas disciplinas tales como fotografía, video e instalación, esta última convocando diversas técnicas mixtas y gráficas sobre variados materiales y objetos reciclados.
Devenir
En primer lugar, la acción de reproducir el gesto cotidiano de dormir y de hacerse un lecho para acomodarse a las condiciones del espacio y propiciar el descanso, es un acto profundamente íntimo, un rito cotidiano que nos retrae a un factor común como individuos; y el hecho de llevar este gesto hacia el espacio público, representa la exhibición de la intimidad. Esta idea bien puede compararse con el acto de llevar el trabajo de arte al espacio de circulación[1] .
Este acto de exponer la intimidad de lo que se ha tramado en el espacio de taller (muchas veces el dormitorio), lugar donde toda creación ha guardado relación con el objeto/acto cotidiano mirado otra vez con una mirada de profunda sospecha visual, y donde todo puede ser transformado en expresión a través de la proyección y planificación de una obra hasta su re flexión, edición y transformación, nos devuelve al dormitorio. Es bajo la influencia de la almohada también donde se gestan las más fuertes obsesiones a transformarse en obra y la cama, que guarda relación formal con la página en tamaño A4, es también lugar de acogida de una escritura imaginada como primer esbozo en desvelo de lo que devendrá finalmente obra.
En este duelo de exposición se torna evidente una puesta en frío de lo que se gesta en la calurosa madriguera, lugar seguro donde no existe juicio ni auscultación alguna por parte del ojo ajeno. Sin duda esta primera metáfora a partir de la acción de dormir en la vía pública, proviene de una reflexión fundacional conciente que igualmente promueve nuevos y diversos pliegues discursivos que giran en torno a la cuestión de cómo se pueden invertir/resignificar gestos cotidianos en busca de nuevos significados y figuras metafóricas con el fin de crear imaginarios para desarrollar.
En el caso de Ciudad Dormitorio surgió la distinción de nuestro trabajo inaugurando una puesta en la vía pública de nuestra privacidad, como es la planificación de una exhibición. Por otra parte, el acto de generar una cama común para las siete, llevando el dormitorio a la vía de circulación, nos permitió situarnos todas en un mismo lugar inicial y nos conectó en torno a la labor a partir de una misma experiencia, generándose también lazos invisibles que se materializaron en obra en comunión: comunidad desde el lenguaje que nos une, cada una desde su individualidad hacia una lengua común, que se manifiesta en la sorprendente y sobrecogedora constatación de cómo un mismo gesto, reflexión o idea inaugural, puede ser traducido visualmente de siete maneras, por medio de siete dicciones.
Así mismo, en el acto de dormir está involucrada necesariamente la instancia del sueño y de los otros estados de la mente, donde el ritual ejecutado por nosotras al ejercer asentamiento temporal adquiere una interpretación simbólica donde se vuelven complejas y a la vez se simplifican todas las mallas por tejer. La acción de demarcar un territorio, a través del dibujo que nos envolvió a todas como ritual de protección y velador (el mueble del dormitorio que vela el sueño), pone en evidencia la fuerza arquetípica del dibujo como imagen profundamente poderosa, capaz de invocar y conjurar desde lo invisible: el soñar de algunas se vio liado con lo conjurado a través del dibujo.
[1] Considerando la cuestión de si realmente los espacios de circulación de arte convencionales representan una verdadera instancia de publicación o una cadena viciosa de intimidades expuestas a círculos cerrados que bien pueden ser considerados otra forma de espacio privado. Sin duda este punto vuelve a poner en relieve esta cuestión, considerando que desde nuestra visión, Museum Man no representa en ningún caso un espacio convencional de exhibición, ya que consiste en la exposición de obras que circulan en la maleta de un viajero (y por medio de envíos), para instalarse en un espacio habitado genuinamente. Las obras interactúan con el gesto cotidiano de habitar y este gesto de alguna manera des sacraliza el concepto de “museo”, devolviéndolo al hombre y a su contexto-hábitat natural.
Las alas emergieron trazadas desde la cama y se multiplicaron reproduciéndose unas a otras por la ilusión de imposibilidad (las aves al vuelo necesitan del impulso aerodinámico del ave que va adelante, ayudándose todas en una cadena triangular y transformándose el vuelo en un acto colectivo de comunidad y cooperatividad animal original). Así el gesto original de crear un signo “para no olvidar” declara la aparición en tiza de la escritura como acto primario de demarcación, índice de una intuida invocación (ritual de protección), a la vez trazando nuestra guarida momentánea (el animal nunca hace guarida cuando cae la noche a menos que trace los límites de su territorio). Por otra parte la elección del Mirador Barón, que es básicamente un abismo enfrentado a la imagen de la ciudad de Valparaíso, es un lugar también muy fuerte en cuanto a carga significativa, lo que se tradujo en el disparo del soñar teñido por la experiencia de estar separadas tan sólo por una reja del salto al vacío.
De esta manera la experiencia se vio aumentada por un imaginario de fuerte carga simbólica para desarrollar posteriormente, tanto de manera lineal como de forma intuida, desde nuestra -conciente o premeditada- planificación (registro de fotografía y video), hasta una fuente muy fértil de signos y conjugaciones en imagen y texto (poesía visual), fuente que luego siguió abasteciéndonos resultando en un abrigo expandido: el primer gesto o capa de proceso dio el punto de partida para la confección colectiva de una colcha, compuesta por el trabajo de cada una en reverencia a este primer acto y a sus múltiples interpretaciones y lecturas. Cada una desde su propia dicción visual conjugó este verbo común en imagen, estando presentes en cada una de sus partes referencias sonámbulas en torno a la acción inaugural.
La reunión de las partes en un gran abrigo común, y la constatación de la importancia del ritual de la reunión, nos hizo devolvernos una y otra vez en redundancia: un acto o un momento que se mira siete veces en diferentes espejos, multiplicándose su identidad de múltiples maneras a través de cada una compartiendo la labor en complicidad y comunidad.
El día 14 de marzo de 2008 se mostró la instalación final de Ciudad Dormitorio en el dormitorio asignado del hogar de Museum Man Valparaíso, en el cual fue dispuesta esta colcha de forma vertical, de modo que su superficie alojó de forma intermitente, el registro en video de la acción, y algunas piezas de registro fotográfico[1]. La colcha a la vez estuvo adherida a siete enaguas cosidas entre sí.
[1] Es importante señalar y agradecer la participación de los camera mans Julio Lamilla (ediciones Nimia) y Miguel Jáuregui (Epa sonidos), y el registro fotográfico de Alex Waghorn, Carlos Ceruti, Andrés Navarro (Registros Alharaca) y Martino Margheri, y finalmente el apoyo de Víctor Barahona y Francisco Rodrigo.
Proyección
El material del registro de tres horas y desde diferentes cámaras fue reducido a través de la edición a diez minutos. Los frames (cuadros) seleccionados tienen relación con la intención de igualar (sincronizar) en ambas pantallas por medio del tono (los tonos varían desde el amarillo de los focos del alumbrado público, al azul cielo del amanecer después del apagado de los focos.
Extendimientos
Luego de la muestra la colcha siguió acogiendo nuevas partes, resultado de nuevas reuniones destinadas a generar nuevos elementos para hacer crecer el abrigo, que intuimos no tener un necesario fin demarcado. El estado vivo de este trabajo (evidenciado por algunas partes que literalmente generaron vida), nos impulsó a pasar a la siguiente fase de este trabajo. Llevar (o devolver), esta colcha a la vía pública: ubicarla en espacios abiertos para anotar un nuevo gesto. La colcha fue ubicada el día 2 de mayo en la quebrada Jaime, Cerro Monjas en Valparaíso, generándose con este gesto un nuevo ejercicio: la colcha se vuelve nómade para enfrentarse a la vía pública y a nuevos viajes.